▪️Lic. Iván Morales Díaz
«El Periodista»
Desde la década del año 2000 en adelante los delincuentes dejaron de ser simples asaltantes, cambiaron ese concepto de maleantes de barrio a magnificarse como líderes de grupos que les permita dominar determinados territorios y adquirir bienes económicos producto de la micro comercialización de drogas, asaltos y extorsiones.
Esta nueva tendencia delincuencial evolucionó para la década del 2010 al 2020, pasando en una primera etapa a tomar forma de bandas criminales, en consecuencia al crecimiento económico del país, la inacción de inteligencia por parte de la policía nacional y el débil marco legal y político que ofrece el estado.
La rentabilidad de este negocio los llevó a sistematizar sus actos delictivos, entonces decidieron estar mejor organizados, dando una estructura a sus bandas, lo que los convierte ahora en verdaderas “organizaciones criminales”. Pues sabemos que tienen un líder, lugartenientes, personal que se encargan del adoctrinamiento y preparación de nuevos criminales, tesoreros responsables de las planillas de sicarios según el servicio que realizan y relacionistas públicos que compran con dinero el apoyo de malos policías, fiscales, jueces y políticos corruptos.
Esta nueva forma de organizaciones criminales son las que están haciendo daño al país en la actualidad, a través del terrorismo urbano, inyectando el miedo en civiles y sobre todo en el sector empresarial, generando la deformación económica en favor del nuevo “sector criminal”.
Son millones de soles mensuales que ganan estas organizaciones criminales, generados del cobro de cupo, extorsiones, asesinatos y otras actividades delictivas. Niveles nunca antes visto luego del terrorismo de Sendero Luminoso en los años de 1979 a 1992, a tal punto de poner de rodillas al estado atacando al Ministerio Público en Trujillo y tener dominada toda una provincia, como lo es Pataz en la región La Libertad.
Por estos argumentos, consideramos que es urgente e indispensable que sean declaradas como objetivos militantes. Sin embargo, congresistas comunistas encubiertos en un falso progresismo, se oponen a que estas organizaciones criminales sean tipificadas en el código penal como “terroristas”.