El déficit hospitalario se traduce en hospitales saturados, pacientes que deben viajar horas y familias que asumen gastos que deberían evitarse.
El caso del Hospital Santa Isabel en El Porvenir refleja las graves limitaciones de la infraestructura de salud en la región. Con columnas dañadas, techos deteriorados y fallas eléctricas, este establecimiento atiende a más de 2,500 pacientes al mes en condiciones riesgosas.
En ese sentido, la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) ha identificado que solo 2 de los 27 hospitales de La Libertad cuentan con condiciones adecuadas para atender a la población, según datos del Ministerio de Salud (Minsa). La mayoría enfrenta infraestructura en mal estado, falta de personal suficiente y carencias de equipamiento y tecnología para brindar una atención adecuada.
Además, para atender la demanda en salud, La Libertad necesitaría alrededor de 23 hospitales adicionales. La situación es crítica en provincias como Sánchez Carrión o Virú, que figuran entre las más pobladas de la región y apenas cuentan con un hospital en funcionamiento. Esto genera una fuerte presión sobre el sistema: en toda la región la tasa de camas está por debajo de lo recomendado, con Bolívar, Julcán, Santiago de Chuco, Sánchez Carrión y Virú en los niveles más bajos. En ese escenario, muchas familias no encuentran espacios para hospitalización y terminan asumiendo gastos que deberían estar garantizados por el Estado como parte del derecho a la salud.
“La falta de hospitales genera un efecto dominó: pacientes que deben viajar horas, hospitales que colapsan y vidas que quedan expuestas a cualquier complicación. En los últimos 25 años apenas se han construido tres hospitales en toda la región, lo que refleja un rezago estructural en la inversión en salud. No basta con destinar más recursos: se necesita garantizar que los proyectos se ejecuten a tiempo, con estándares adecuados y que respondan a la demanda real de la población”, explicó León.
En La Libertad se encuentran en marcha nueve obras de mejora de infraestructura hospitalaria. Sin embargo, ninguna busca ampliar la oferta de hospitales en la región y, según las proyecciones, no se prevé la apertura de nuevos establecimientos al menos hasta 2030. A esto se suma la demora de proyectos ya iniciados, como el mejoramiento del Hospital Jerusalén en La Esperanza, que continúa inconcluso a pesar de haberse iniciado hace más de una década.
“El desafío de la salud también pasa por reforzar el primer nivel de atención –postas médicas y centros de salud–, porque son la puerta de entrada al sistema y permiten resolver de manera temprana la mayoría de problemas de salud, evitando que los hospitales se saturen. También se necesita una mejor gestión de los proyectos: si no se cumplen los plazos y estándares, los hospitales terminan funcionando con limitaciones y la población no recibe la atención que debería”, indicó León.
Finalmente, el economista agregó que garantizar un acceso a salud de calidad es, en realidad, apostar por el desarrollo regional. Sostuvo que un sistema hospitalario fortalecido significa trabajadores más productivos, estudiantes con mejores oportunidades y comunidades menos vulnerables a la pobreza. “Invertir en salud es una condición para reducir desigualdades y dar a las familias más oportunidades de salir adelante”, concluyó.