Escribe: Pedro Sánchez Deza.
Las bibliotecas son centros de conocimiento, espacios que poseen colecciones libros, documentos, publicaciones, revistas, periódicos, catálogos, artículos y manuscritos, donde las personas concurren a leer, estudiar o buscar alguna información. Las más modernas además cuentan con herramientas tecnológicas que ofrecen servicios digitales a sus usuarios.
La primera biblioteca en el distrito de La Esperanza se remonta a los años 60 del siglo pasado y fue del Círculo de Estudiantes «Mariano Melgar» donde concurrían los estudiantes esperancinos realizar sus trabajos. Después surgiría la biblioteca de la iglesia «Madre de Cristo», creada en 1973 por un grupo de jóvenes universitarios pertenecientes a «La Legión de María» que, en base a la recolección de libros y la realización de actividades de recaudación fondos, lograron su implementación, y la atención estaba a cargo de los mismos estudiantes, quienes además tenían una academia preuniversitaria.
S i n e m b a r g o, la primera biblioteca pública creada en nuestro distrito acorde con la normatividad de ese tiempo, con ambientes adecuados, con sus anaqueles, mesas, sillas, con su clasificador de textos, con libros debidamente conservados, y con personal capacitad o que atendía en un horario establecido, fue creada por el alcalde Aprista Raúl Carranza Mariños en el año 1983.
Fue Manuel Miranda Arréstegui, el regidor de Educación y Cultura de la Municipalidad (1981-1983), quien se encargó de realizar diferentes actividades con el propósito de implementar la Biblioteca, organizando campañas de recolección de libros, elaborando el listado necesario para la adquisición de textos y la conformación en un comité Pro Biblioteca el que integré junto a otros jóvenes de aquella época.
A la Biblioteca Municipal le pusieron el nombre del filósofo y pensador «Antenor Orrego» y se inauguró el 20 de febrero del 1983, fueron los padrinos el Dr. Alan García Pérez y doña Rosa Elvira Vásquez y la primera trabajadora fue Yolanda Romero Salvador. Inició la atención en su primer local ubicado junto al puente «La Cruz» al lado del Mercado «Modelo». Años después sería trasladada al local de la otrora Junta Vecinal Central de La Esperanza, ubicado a la altura del «Cruce de la Muerte».
Finalmente la arrinconaron en un local impropio, que está ubicado junto al colegio Carlos Manuel Cox en el sector Jerusalén, sin presagiar que allí le llegaría su muerte.
La Biblioteca «Antenor Orrego» se mantuvo en pie hasta el segundo periodo de la gestión municipal del alcalde Daniel Marcelo Jacinto, quien más creía en el cemento, erro y asfalto, y no en las páginas del saber de los libros, fue él quien lo «clausuró». Hoy los miles de libros se encuentran abandonados, envueltos en cajas de cartón y empolvados en el local de una institución educativa inicial en el sector Fraternidad.
Han pasado decenas de regidores por la Municipalidad (muchos de ellos en el área educación y cultura) y le costado cientos de miles de soles en el pago de sus dietas y no le han dado la importancia que tiene una biblioteca en una comunidad como la nuestra, donde aún hay analfabetismo, en la que existen grandes problemas de enseñanza-aprendizaje en nuestros niños y adolescente, también grandes problemas de comprensión lectora y no se promueve el hábito a la lectura. Los regidores no han tenido la iniciativa de proponer que nuestra biblioteca se reactive, que se le dote de recursos humanos y financieros para que nuevamente funcione y desde allí se difunda el conocimiento, además, se promueva y se fortalezca las bibliotecas escolares de todo el distrito.
Hoy el alcalde Wilmer Sánchez Ruiz, a más de medio periodo de gestión, tampoco le ha dado prioridad a la educción y a la cultura, no quiere hacer revivir esta biblioteca como un centro del saber y se ponga el conocimiento a disposición del pueblo, mientras tanto la violencia en todas sus modalidades avanza incontrolable en nuestro distrito.
Se hace necesario la reapertura urgente de la biblioteca “Antenor Orrego, pero en estos tiempos se requiere de una biblioteca moderna, además de los libros en papel, cuenten con tecnología de punta que permitan que miles personas accedan simultáneamente a libros de plataformas digitales y se provea de información necesaria. ¿Estaremos pidiendo peras al olmo?