Especialistas recomiendan destinar al menos un 20 % de la gratificación a un fondo de emergencia o a inversiones seguras para construir estabilidad a largo plazo.
La gratificación de fin de año se ha convertido en un momento clave para la salud financiera de los trabajadores peruanos. Según un reciente estudio de Bumeran, el 84 % considera que esta bonificación representa una motivación laboral importante, mientras que el 34 % planea destinarla al pago de deudas o créditos. En este contexto, el manejo inteligente de este ingreso adicional cobra especial relevancia.
En ese sentido, Augusto Cáceres, decano de la facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte (UPN), explica que una buena planificación puede transformar la gratificación en una oportunidad para fortalecer la estabilidad económica. “No existe una fórmula única, pero sí estrategias más convenientes según el nivel de endeudamiento, la capacidad de ahorro y los objetivos personales”, señala el especialista, quien plantea tres escenarios prácticos para administrar este dinero de manera estratégica.
▪️Priorizar el pago de deudas. Si se tienen tarjetas de crédito, préstamos personales o líneas de consumo, destinar parte de la gratificación a saldar capitales de alto costo puede liberar en el mediano plazo cargas financieras y mejorar la capacidad de ahorro.
▪️Crear o reforzar un fondo de ahorro. Si no hay deudas urgentes o ya están bajo control, destinar una parte de este ingreso extra al ahorro puede servir como colchón ante imprevistos y evitar recurrir a créditos costosos.
▪️Reinvertir en un emprendimiento o capacitación. Para quienes cuentan con estabilidad financiera, la gratificación puede funcionar como semilla para un negocio o para especializarse profesionalmente.
Antes de decidir en qué usar este ingreso extra, es importante tener identificados los gastos habituales y las deudas vigentes. Si el presupuesto es ajustado, conviene priorizar el pago de obligaciones que generen intereses altos o puedan afectar la liquidez mensual. En cambio, si las finanzas están bajo control, es recomendable distribuir el monto entre ahorro y proyectos personales que generen valor a futuro.
“Destinar al menos un 20 % de la gratificación a un fondo de emergencia o a inversiones seguras ayuda a construir estabilidad a largo plazo. Y para quienes ya cuentan con un respaldo financiero, reinvertir en su educación o en herramientas que generen ingresos futuros puede marcar una gran diferencia”, destaca el decano de la UPN.
Una de las formas más efectivas de reinvertir en uno mismo es a través del aprendizaje continuo, especialmente en un mercado laboral que exige nuevas competencias con frecuencia. En ese marco, la UPN cuenta con opciones de formación a distancia, 100% virtual—como cursos cortos y especializaciones en gestión, marketing u operaciones— que permiten actualizar habilidades sin interrumpir la rutina laboral.
Con esta perspectiva de inversión en el desarrollo profesional, y acercándonos a fin de año, donde la gratificación puede representar un alivio significativo, la clave está en convertirla en una herramienta estratégica para el futuro. Usar este ingreso con conciencia financiera no solo permite cerrar el año con estabilidad, sino también abrir el próximo con nuevas oportunidades de crecimiento.


