Eran el final del año 60, una década de cambios, Velasco Alvarado Nacionalizó algunos de los recursos mineros del país: expropió los yacimientos petrolíferos, y además realizó la Reforma Agraria expropiando los terrenos agrícolas a los hacendados para formar las cooperativas Agrarias. Fue precisamente en esa época que un Egresado de Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Trujillo y además Ex alumno Sanjuanista agarró sus maletas y se fue a las calurosas tierras norteñas, con el único fin encomendado por su catedrático, el de crear un colegio para que los hijos de los trabajadores cooperativistas, sean profesionales y desarrollar a un pueblo que por ese entonces solo tenía una escuela primaria, pues estudiar la secundaría y después un centro superior en ese entonces era solo un privilegio que tenía que realizarlo en la ciudad de la capital del departamento.
Carlos Manuel López Rodríguez, se dio cuenta que lo suyo no era tarea fácil, tenía que formar un colegio de la nada, no había carpetas, no había local y aunque parezca anecdótico no había alumnos, ¿Cómo formar un colegio en esas circunstancias?, el reto era grande, empezar de cero, buscar carpetas usadas de los colegios de otros distritos y repararlos, buscar un terreno y cercarlo, buscar continuamente el financiamiento mediante actividades deportivas y sociales y porque nó, fastidiar continuamente al administrador de la Cooperativa…”Otra vez profesor López, otra vez viene a amargarme el día”…solía decir el Ingeniero responsable de la cooperativa al profesor López, quién le respondía, “es que el colegio necesita de más carpetas, no me las niega a mí, se los niega a los hijos de los trabajadores que trabajan con usted”, decía López al ingeniero delante de sus trabajadores para presionarlo a ceder un financiamiento para el colegio, pues la cooperativa pagaba un impuesto y no estaban obligados legalmente aportar adicionalmente para el colegio, pero el colegio lo necesitaba, los alumnos llevaban sus sillas para estudiar o se sentaban en los ladrillos, entre varias acciones de esfuerzos notables que los alumnos mostraban por su interés de aprender.
Pero el problema era más allá de ello, era una época donde existía un 70% de analfabetismo y en las zonas rurales los padres de familia urgían también en la necesidad por aprender, Fue en ese entonces que el profesor López debía de asumir un mayor reto, ser profesor de los padres de sus alumnos, la tarea era ardua y no podría hacerlo sólo, fue entonces que convocó de Trujillo al profesor Marco Tulio Rodríguez y a la profesora María Alcántara, entre otros profesores principales que hasta ahora los recuerdan con mucho cariño en su Batangrande querido.
Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo», recomendaba el poeta cubano José Martí. Profesor López usted plantó un árbol muy grande, un árbol llamado Colegio Juan Aurich Pastor, y ese árbol generó muchos frutos, es por eso que usted es un ser muy querido y respetado en esa ciudad, calurosa de amor y respeto hacia usted.
Pero usted señor López, no olvidó a su colegio donde estudió, pues usted también habría pasado algunos contratiempos propias de esa época, pero nunca olvidó sus raíces sanjuanista pues usted era un fiel representante en los desfiles por el aniversario de su alma mater, ahí usted lucía orgulloso y desafiante al compás de la Marcha por el Rio Kwai, llevando el estandarte de la Promoción 1958 Jorge Carrión Mattos, acompañado de sus viejos amigos de salón, muchachitos sanjuanistas de toda una vida, quienes como usted también asumieron el reto más noble de la vida, ser maestro de maestros, y doctor de doctores, compañeros como el profesor Cáceda, Ibero, Aguilar, Ramírez , profesor Luján y Vergara Infantes (q.e.p.d), el doctor Amaya, Ayala, Cristóbal, entre otras personalidades de esta insignia representante promoción de promociones del glorioso Colegio SAN JUAN.
Hoy profesor Carlos López, se encuentra delicado de salud, esperamos su pronta recuperación, pues su presencia ha sido obligatoria en los desfiles de su glorioso colegio, sus alumnos de toda la vida de su querido Batangrande, sus amigos promoción del colegio y muchos de sus amigos oran por ello y esperan su pronta recuperación. Los sanjuanistas piden al divino señor para que pueda conceder su recuperación inmediata, pues esas aulas serían vacías de historia sin su presencia, pues ese estandarte de la promoción 1958 del colegio San Juan debe seguir siendo alzada por un hombre de su temple y coraje. Cuídese y mucho valor y gran esfuerzo para enfrentar estas pequeñas pruebas divinas. Dios lo acompañe en su recuperación.