Cada una de estas decisiones es inversión privada. Y cuando miles de microempresas invierten al mismo tiempo, la economía regional avanza con mayor fuerza.
La Libertad se ha consolidado como uno de los polos económicos más importantes del norte gracias a la fortaleza de sus microempresas. Según el registro actualizado del Ministerio de la Producción, la región cuenta con 53,037 microempresas dedicadas al comercio al por menor y al por mayor, lo que representa el 43% de todas las empresas que existen en la región. Su presencia masiva no solo mantiene vivo el comercio local, sino que sostiene más de 92 mil empleos, un aporte decisivo para miles de familias.
“Estas unidades familiares y negocios de barrio han logrado convertirse en un soporte esencial del empleo regional. Cada vez que un emprendimiento abre sus puertas, compra insumos, activa proveedores y genera oportunidades de trabajo, contribuyendo directamente a esos más de 92 mil puestos que hoy dependen de este sector”, explicó Giacomo Puccio, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
El avance de las microempresas responde al esfuerzo de miles de ciudadanos que buscan mejorar el bienestar de sus familias y construir oportunidades desde sus propias capacidades. Tras la caída registrada durante la pandemia, la apertura de negocios de comercio ha ido en aumento. En los últimos tres años, este sector creció 6%, aunque aún no se alcanzan los niveles previos al 2020.
Inversión privada y negocios: ¿cómo se relacionan?
La inversión privada no es un concepto lejano. Ocurre cuando una emprendedora compra una máquina nueva para su taller, cuando una familia amplía su restaurante, cuando un joven formaliza un negocio digital o cuando un agricultor adquiere equipos para mejorar su producción y vender con mayor valor.
Cada una de estas decisiones es inversión privada. Y cuando miles de microempresas invierten al mismo tiempo, la economía regional avanza con mayor fuerza.
Según un estudio del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), muchos de estos negocios se desarrollan en actividades con baja barrera de entrada y alta mortalidad, lo que obliga a los emprendedores a adaptarse continuamente a un mercado competitivo y a apoyarse en sus redes de contacto para definir su valor agregado que les permita diferenciarse de la competencia.
“Las microempresas representan el esfuerzo de miles de familias que sostienen la economía de La Libertad. Cuando hablamos de promover la inversión privada, hablamos de darles herramientas para crecer, generar más oportunidades y mejorar su calidad de vida”, afirmó Puccio.
¿Qué necesita La Libertad para que sus microempresas sigan creciendo?
Para que las microempresas continúen expandiéndose, La Libertad necesita un entorno que acompañe el esfuerzo de quienes emprenden. Desde REDES, la ruta es clara: una gestión pública eficiente, infraestructura que reduzca costos logísticos, trámites más simples que permitan operar sin barreras, y espacios predecibles para invertir. De esta manera, cada sol invertido por un emprendedor rinde más y se convierte en empleo, dinamismo y nuevas oportunidades para la región.
“Las microempresas son la columna vertebral de La Libertad, y su avance depende de un entorno que les dé estabilidad y confianza para seguir apostando por sus negocios. Si la región fortalece estas condiciones, podrá consolidar un tejido empresarial dinámico y una economía que crece desde la iniciativa y el esfuerzo de su propia gente”, concluyó Puccio.


